A veces la vida es esto.

Y te das cuenta de que no todo son risas, de que vives en un continuo sube y baja, una montaña rusa en la que no dominas ni mandas en el trayecto. Comprendes que, muy a tu pesar, no gobiernas el rumbo de tu barco, que vas a la deriva y que, a menos que ocurra un milagro, eso tardará en cambiar.

Si señor, ¿qué te esperabas? La vida es eso máquina, la vida es una puta guerra, siempre hay algo contra lo que luchar. Y cuando ese algo no es externo no te preocupes, lucharás contra ti mismo. Porque somos humanos, somos inconformistas, porque somos gilipollas hombre.

Te despiertas, eso está muy bien, significa que últimamente estás consiguiendo dormir algo, y como de costumbre echas de forma automática el café en la taza, en la misma taza de siempre con las mismas ganas de siempre. ¿Hoy que día es? En realidad da igual, separas las pastillas, pillas un par de galletas (recuerda lo que te han dicho siempre las mujeres de tu vida «no es bueno tomarse pastillas sin nada en el estómago») y con todo, para dentro.

Te vistes, pero no solo significa que te pones ciertas prendas de ropa, que por cierto cada vez te esfuerzas menos en combinar (que se nota), sino que también preparas tu mejor sonrisa/actitud para el día, seleccionas lo que te hace falta y echas a andar. Ahora viene el momento especial, bueno, antes lo era, con el paso del tiempo lo has ido haciendo cada vez más largo y mas «momentos», sacas los cascos y buscas evadirte en cualquier lista de Spotify, la verdad es que es algo bastante raro, porque es música de fondo, música que te permite sumergirte aun más en tus pensamientos, porque si colega, desde hace tiempo cada vez mantienes mas conversaciones contigo y, joder, cada vez parece que te entiendes menos.

Los días transcurren de forma monótona, siempre es la misma película, o quizás eso es lo que parece. Quizás porque en parte has perdido un poco la esperanza de que llegue algo que nunca llega o quizás porque estás tan obcecado en que eso no pasa que eso no te deja ver la realidad. Ya sabes, tu primer obstáculo está en tu mente.

Pero aun así, y con esas, pasas los días, intentando aprender, esforzándote en cambiar, cambiar lo que eres, cambiarte a ti, porque te has dado cuenta que si, tú también eres tu principal obstáculo. Y recuerdas los comentarios, recuerdas que desde hace tiempo tú eres de las pocas personas que no ven tu luz y recuerdas que esa es otra de las cosas que hay apuntadas en tu lista de cosas que cambiar. Habrá que comenzar a trabajar en tachar cosas de esa lista, quizás esta noche, ahora te toca despejar la mente.

Y así transcurre tu vida, entre cosas que cambiar y cosas que borrar. Caminando sobre la delgada linea entre la realidad y el sueño. A veces, más veces de las que te gustaría reconocer, sin saber por donde andas, sin tener ni puta idea de que pasa en el mundo que te rodea. Más veces siendo un cuerpo que una persona. ¿Dónde quedaron tus grandes años? O al menos ¿Dónde quedaste tú?.

Y mientras, como he dicho, la vida pasa y a ti aun te queda la esperanza «seguro es una racha». No se si será o no una racha, pero es la vida, este divertido juego, y como en todo juego pues las cosas son así, hay niveles mas difíciles que otros. Pero es lo que hay.

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