Campeones del campeonato regional de supermercados.

Menuda semana la que nos deparó en el Ecomarket el campeonato regional de supermercados. Y eso que literalmente era una basura, una competición de fútbol en la que competían todos los supermercados de la región y ya está, nada más. Bueno, en realidad si había algo más, un premio, un maldito viaje a Las Vegas con todo pagado una semana, eso incendió el ambiente de la empresa como os contaré en este relato.

El día transcurría con total normalidad Jairo, un chico de la Extremadura profunda que había llegado a la ciudad no se ni como, y yo estabamos haciendo inventario en el almacén. Dori, una señora de 67 y Julian, el sobrino del jefe que había perdido la movilidad de prácticamente la totalidad de su brazo izquierdo, estaban en su descanso para desayunar.

Nadir y Omeruo, dos chicos senegaleses estaban reponiendo, la verdad es que no se que reponían en ese momento porque los dos chicos eran dos verdaderas bestias en ese sentido, en tres horas se reponían medio súper y Arsenio, un tío mayor, más o menos de la edad de mi padre, pero del que no sabíamos nada porque era muy muy misterioso y no hablaba nunca se encontraba en la caja despachando a los clientes con su gracia habitual, ninguna.

Ese día el jefe llegó un poco antes de lo habitual al puesto de trabajo, a las 12:30 de la mañana, llegó dando voces y mando reunir a todos los trabajadores a la sala de reuniones, que en realidad era el almacén, para contarnos una noticia que según él nos iba a cambiar la vida por completo. También hizo venir a Alberto y a Maira, dos chicos mas que tenían turno de tarde para esa noticia.

—Chicos, estamos apuntados a un torneo de fútbol 7 que se celebrará durante este fin de semana entre los supermercados de la región y lo vamos a ganar, os lo digo, lo vamos a ganar porque el premio es un viaje gratis a Las Vegas durante una semana y todos queremos vacaciones gratis ¿o no las queremos? —dijo el jefe que a veces era un motivador sensacional.

A lo que el resto respondimos que si enérgicamente, motivados, con ganas de ese viaje, bueno, todos menos Arsenio, que parecía que le daba igual la vida.

La verdad es que al único que parecía que Arsenio respetaba, o al menos, dignaba a responder el saludo y hacer como que no era un ente era a mi, quizás porque yo siempre lo trataba con alegría, quizás porque le había salvado el culo en más de alguna ocasión en el trabajo con más de alguna de sus cagadas, el caso es que mi objetivo era adivinar que pasaba en la vida y por la cabeza de ese señor.

El caso es que el equipo estaba en marcha, estábamos a Martes y el primer partido era el viernes, teníamos 3 días para entrenar duramente. Yo, que había jugado al fútbol hasta tercera división me quise hacer cargo del equipo para dar unas nociones básicas para poder alzarnos con el título, pero el entrenador, que tanto a veces era un gran tipo y un gran motivador como otras veces era un gran estúpido y un gran gilipollas se lo apropió, su empresa sus normas. Y así fueron los tres días de entrenamientos más inútiles de nuestra vida.

El campeonato constaba de tres partidos, cuartos de final, semifinales y final, finalisima. El jefe había conseguido hacer de una serie de jugadores de mierda un equipo más de mierda. Ahí no se salvaba ni el utillero, que por cierto, no teníamos. Al comienzo del primer partido la alineación era: Julian en la portería, puede resultar cómico que un tío que no puede mover su brazo izquierdo sea el portero, lo es de hecho, pues no veas como volaba Julian, era lo más parecido a Iker Casillas que jamás vi. En defensa, Alberto, Maira y yo, Maira y Alberto, ecuatorianos y hermanos de padre por cierto, corrían cerca de los 30 km/h pero no le daban al balón ni aunque este fuera directamente hacia ellos, aunque a las piernas le daban que era un gusto verles. Jairo, que la verdad es que era un crema con el balón en los pies pero pesaba cerca de 190 kilos junto con Nadir en el centro del campo, Nadir, por otro lado tenia un corte más defensivo, no pasaba ni el aire por su lado. Y de delantero Omeruo, no había jugado nunca a fútbol en su vida, pero Dori tenia 67 años y el jefe odiaba a Arsenio y ni por asomo lo iba a dejar jugar en el equipo.

El primer partido se resolvió bien, Jairo metió un gol desde casi su casa y a Omeruo le dieron un pelotazo que terminó, misteriosamente en gol, 2-0 y para casa contentos. A por las semifinales. En el segundo partido la alineación fue la misma pero el resultado no, el equipo rival, Supermercados «El cochino» tenía trabajando a Dani Güiza y a Dani Benitez además los entrenaba un tío que había sido entrenador de fútbol profesional, pero aun así aguantamos el 0-0 hasta el descanso. En la segunda parte su medio centro le dio un patadón a Jairo que acabó con su breve carrera futbolística e hizo que el jefe se vistiera de corto y saltase a jugar, ese ha sido el espectáculo más lamentable que he visto en un campo de fútbol en mi vida.

Así, y con un tío, que más que un futbolista parecía un bloque de hormigón el medio del campo como era mi jefe, ellos empezaron a abusar de nosotros y aun así solo nos metieron 1 gol. Tras una serie de tirones musculares, caídas, tropiezos con el césped, patadas al aire y sendas cagadas futbolisticas más el jefe decidió dar paso a Dori, UNA MUJER DE 67 AÑOS JUGANDO CONTRA DOS JUGADORES PROFESIONALES, algo que fue otra fracasada decisión técnica por su parte. Pero aun así logramos meter un gol gracias a nuestro Killer Omeruo, esta vez si tiró a puerta, el tiro no iba dirigido a puerta pero le dio a un defensa de «El cochino» y entró. Esto permitió que fuesemos a penaltis y que nuestro portero, Julian, se luciese, paró dos con la cara y otro con su brazo izquierdo, obviamente sin querer, obviamente el brazo iba suelto por ahí y el balón le dio, pero sobró, para que después Dori anotase su penalti y nos enviase a la final.

Al día siguiente, mientras estábamos en el vestuario esperando al entrenador y a Dori para empezar a cambiarnos y saltar al campo recibimos la noticia del hijo de Dori de que esta se encontraba en casa con oxigeno «demasiado deporte para una mujer que lo máximo que hace es ir a jugar al mus con sus amigas por las tardes» dijo su hijo. El entrenador, que acudió en muletas no tuvo más remedio que poner a Arsenio en el medio del campo junto a Nadir. El partido contra «Los burritos» empezó mal, comenzamos perdiendo por 2-0 en los dos primeros tiros a puerta, pero para sorpresa de todos el balón le llegó a Arsenio y este la lio, y la lio en el mejor sentido de la palabra porque era una maldita pasada, un ángel bajado del cielo para jugar a fútbol. Hacía de todo, regateaba, pasaba, golpeaba bien al balón, TODO. Ganamos el partido, PALIZA-2 fue el resultado, ganamos el viaje gratis de una semana a Las Vegas, aunque Arsenio y yo estuvimos cerca de un mes y medio, pero eso es otra historia que ya contaré cuando cuente el viaje del Ecomarket a Las Vegas.

Con respecto a Arsenio, tras el partido estuve hablando con el tomando una cerveza y me contó una curiosa historia, él había jugado desde pequeño en el Atlético de Madrid y posteriormente en Italia, en la Sampdoria, pero sus malos hábitos y la bebida lo alejaron de los terrenos y fue pasando por equipos de mierda en equipos de mierda hasta terminar en el Ecomarket, aunque actualmente trabajaba casi exclusivamente par pagar una multa porque en Italia podía estar viviendo mucho mejor ya que allí, su fama en el mundo de la noche le había abierto muchas puertas. Arsenio demostró ser un grande, y en Las Vegas demostró estar colgao, pero eso ya os lo contaré.

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